Vehículo de exhibición
para la Carrera de Campeones de 1994
La versión Stradale que
rodó por el "Circuito Islas Canarias"
Como
venía siendo habitual en las diferentes
y auténticas Carreras de Campeones, aquellas
que mantenían el espíritu del homenaje
al desaparecido piloto finlandés Henri
Toivonen y su copiloto Sergio Cresto, en las pausas
del desarrollo habitual del evento siempre salía
a rodar los Grupo B y algún Grupo 4 de
los más afamados de aquella época
en forma de exhibición. Fue lo común
en todas incluso en las doce ediciones celebradas
en la isla de Gran Canaria.

Desde
Peugeot 205 T16, Lancia 037, Audi Quattro en sus
varias versiones, Ford RS 200, Lancia Stratos
y casi todos los vehículos contaban con
la palabra mágica "pedigrí"
que hacían las exhibiciones más
auténticas aún, y añadido
a que en la mayoría de las ocasiones eran
los viejos roqueros, los abuelos del Campeonato
del Mundo de Rallyes los que se ponían
al volante, (Stig Blomquist, Walter Röhrl,
Hannu Mikola (q.p.d), Michéle Moutone,
etc). Los vehículos normalmente venían
de coleccionista privados, recuerdo al ya fallecido
David Sutton que aportó al evento un número
importante de estos coches o propietarios que
disponían de una o varias unidades de los
majestuosos grupos B y Grupos 4.
Una
circunstancia curiosa que se dio en la edición
del año 94 fue, la puesta en escena de
una unidad de calle de unos de los modelos más
bestiales, el Lancia Delta S4 Stradale. Aunque
con algunos apuros mecánicos, en esa edición
este vehículo fue el primero y único
que rodo algunas vueltas sobre el Circuito Islas
Canarias, lugar legendario situado en el municipio
Gran Canario de Telde.
Fue uno de los pocos modelos que no habían
traído a la Carrera de Campeones que no
fuera de competición, cierto es que contaba
con todas las medidas de seguridad de rigor como
las barras antivuelco, los baquet, cinturones
de seguridad y por supuesto los neumáticos
de tierra. Además de otra rareza, el piloto
encargado de llevarlo en una de sus salidas fue
el piloto italiano Miki Biasion y le acompañaba
el francés Francois Delecour.
El
modelo Stradele fue el paso previo para que viera
la luz la versión de competición,
como ocurrió igualmente con todos los otros
grupos B. Formaba parte de la norma donde en aquellos
años había que homologar un mínimo
de 200 unidades, con lo que a día de hoy
todas estas versiones de calles se pueden cotizar
como casi una de carreras y también son
piezas de museo.
|