Honda
Jazz Crosstar
Innovación
urbana con identidad propia
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Iván Hernández
Jose Amador - 22/10/2020 | 15:30h
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1.5
c.c - 109 c.v
Honda
siempre ha sido una marca líder
tecnológicamente hablando, ya
que en muchas ocasiones ha sido pionera
en la utilización de nuevas soluciones.
Me viene a la mente por ejemplo el Honda
Prelude de finales de los años
80 con el eje trasero direccional, sistema
muy revolucionario por aquellos años.
Todos
estos avances no siempre han sido reconocidos
en su justa medida, debido a unas políticas
de marketing poco agresivas. Por suerte
en la actualidad eso ha cambiado, y
Honda alza la voz exponiendo toda su
gama en el estandarte más alto
y ofreciendo a sus usuarios toda la
calidad que el fabricante nipón
exige desde que fue fundada en 1948
por el Sensei Soichiro Honda.
Exterior.
Por
fuera el Honda Jazz sigue siendo fiel
a su concepto de coche Crossover en
tierra de nadie. Por dimensiones es
un coche utilitario, pero por sus formas
es más parecido a un monovolumen,
generando una impresión extraña
a la vista. En realidad es un vehículo
más grande de lo que puede parecer
en un primer momento.
En
lo referente al diseño, el Jazz
sigue conservando los rasgos japoneses,
pero con un aire diferente. En esta
ocasión se han separado del lenguaje
estético utilizado por el Honda
Civic para tener una personalidad propia
y más marcada.
Los
rasgos se han vuelto más amables
y menos angulosos para tratar de ser
un coche más del gusto de un
público amplio y no sólo
de aquellos a los que les resulten atractivos
los diseños futuristas. Los grupos
ópticos son considerablemente
más grandes, cobrando un protagonismo
extra y con tecnología LED tanto
delante como detrás.
Entre
el Jazz y el Crosstar encontramos sutiles
diferencias. En realidad son el mismo
coche, pero el Crosstar añade
a su exterior un frontal con una parrilla
superior de mayores dimensiones, paragolpes
de aspecto más robusto y molduras
plásticas en todo el contorno
inferior para darle ese aspecto SUV,
además de la parte superior acabada
en color negro.
Interior
Nos
subimos en el pequeño (o no tan
pequeño) Jazz primero y nos encontramos
con un habitáculo donde desde
el primer momento se nota que la búsqueda
de espacio ha sido la premisa fundamental.
El puesto de conducción está
situado relativamente alto, mientras
que la línea del salpicadero,
casi plana, está en una posición
baja para reforzar la impresión
de altura.
Es
fácil darse cuenta de que la
visibilidad se ha trabajado, así
como la penetración de la luz
natural hacia el interior. Destaca sobremanera
la sensación panorámica
de la luna delantera, así como
la utilización de un pilar "A"
desdoblada en dos con unos brazos finísimos
que encierran una pieza acristalada
que en esta ocasión sí
es útil. Los asientos son cómodos,
con unos tapizados agradables y la forma
justa para sujetar el cuerpo lo mínimo;
se ha primado el confort y un aspecto
neutro por encima de la sujeción,
lógico en este tipo de coche.
Delante nos encontramos un volante de
dos radios con mandos para el limitador/regulador
de velocidad y control del sistema de
audio. Más adelante está
un cuadro de mandos que es completamente
digital para toda la gama. Se trata
de una pantalla TFT de 7 pulgadas de
alta definición de aspecto sencillo.
Su legibilidad es buena aunque nos dio
la impresión de que la disposición
de los elementos se ha hecho de una
manera un tanto caótica, sin
zonas separadas más allá
de los indicadores de combustible y
nivel de batería que escoltan
los laterales de la pantalla. En el
centro del salpicadero encontramos la
pantalla del sistema de infoentretenimiento.
Es un panel táctil de 9 pulgadas
con unos pocos botones físicos
en el lateral izquierdo. El interfaz
es rápido y de funcionamiento
agradable, bastante vistoso y limpio,
ahora bien, la disposición de
la pantalla es totalmente plana y puede
penalizar la visibilidad en algunas
ocasiones. No hay ninguna orientación
hacia el conductor. Sí hay conectividad
con Android Auto y Apple CarPlay de
serie.
Lo
cierto es que todas las plazas de asientos
cuentan con mucho espacio disponible
tanto longitudinalmente como en altura.
Incluso las plazas traseras se perciben
muy espaciosas al utilizar unos asientos
bastante finos. Hay espacio de sobra
para las piernas y aunque el techo cae
ligeramente queda hueco de más
que suficiente para la cabeza.
Motor
y Conducción.
El
utilitario de Honda utiliza un conjunto
de tres motores: un propulsor térmico
de gasolina de 1.5 litros Atkinson y
dos motores eléctricos. El motor
de gasolina puede impulsar las ruedas
delanteras, permanecer parado o generar
electricidad, mientras que de los dos
motores eléctricos uno se utiliza
como generador y el otro mueve las ruedas
delanteras.
Ahora
bien, lo más interesante es la
distribución inteligente que
se hace de la energía. Cuando
arrancamos el coche el motor térmico
se queda parado y el coche se mueve
con el motor eléctrico en modo
EV salvo que superemos cierto nivel
de demanda con el acelerador o la batería
(de capacidad no especificada) se consuma.
Nos dio la impresión de que el
Jazz se mueve más tiempo en modo
100% eléctrico o híbrido
que otros coches electrificados.
Y
es que el Jazz tiene un funcionamiento
un tanto particular al que hay que acostumbrarse.
O no, porque la verdad es que tiene
un concepto en el que se apuesta todo
por la eficiencia al tiempo que hace
gala de un funcionamiento muy agradable.
Ficha
Técnica
| Honda Jazz Crosstar
Motor:
1.5 i-MMD 109 c.v.
Transmisión: Automática
e-CVT.
Pintura: Azul perlada/metalizada.
Tapicería: tela combinada
Impermeable.
Llantas: Exclusive 16.
Equipamiento
destacado:
Control
de crucero adaptativo.
Asistente de frenada.
Sistema de reconocimiento de señales
de tráfico.
Honda Connect.
Faros
LED.
Sensores de aparcamiento.
Sistema de ayuda de arranque en pendiente.
Subwoofer.
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